El verano tiene ese algo especial que transforma la luz, los colores… y las sonrisas.
Si tienes niños cerca (tuyos, sobrinos, amigos), sabes que en esta estación están más libres, más auténticos. Y ahí es donde entra la magia de la fotografía infantil natural: capturar esos momentos sin forzarlos.
Hoy quiero compartirte algunos consejos sencillos —y muy reales— para que puedas hacer fotos a niños en verano sin estrés, sin poses incómodas, y sin perder la esencia de la infancia.
1. Olvida la pose, busca la risa
Los niños no posan, juegan. Y eso es una ventaja. En vez de pedirles que sonrían, acompáñalos a jugar. Esos momentos en los que se ríen con una burbuja, se mojan con una manguera o se esconden del sol bajo una toalla… son oro puro en fotografía.
2. La hora dorada es tu aliada.
Ese momento mágico justo antes del atardecer transforma cualquier escena. La piel se ve cálida, los contrastes bajan y los ojos brillan.
Si puedes, planea las fotos al final de la tarde. No necesitas una gran locación, basta un parque o una playa vacía.
📌 Palabra mágica: luz natural. La mejor amiga de la fotografía infantil veraniega.
3. Menos es más (en ropa, fondo y edición)
Un niño con una camiseta blanca, un fondo verde y una buena luz dice mucho más que cualquier decorado artificial.
Busca lo simple. Las fotos veraniegas funcionan mejor cuando se sienten reales, frescas.
📌 Si editas, que sea leve: colores suaves, piel natural. Evita saturar.
4. Haz muchas… pero publica pocas.
Este truco es de los buenos: haz 100 fotos, pero quédate con 5. Aquellas que tengan alma.
Que transmitan. No la que salió “perfecta”, sino la que cuenta algo.
5. Permite que ellos tomen fotos también.
Este consejo no es técnico, pero sí valioso. Deja que los niños exploren con la cámara (o con la del móvil).
Es sorprendente ver el mundo desde su altura. Además, se sienten parte del proceso, y eso los relaja frente al lente.
¿Qué fotos contarás este verano?
Cada verano tiene una historia distinta. Si tienes la cámara (o el móvil) cerca y un poco de paciencia, descubrirás que los mejores retratos no se crean: se encuentran.
Te invito a salir, a observar, y a capturar sin prisa.
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